martes, 24 de febrero de 2015

Vuelta a los inicios




Empecé este proyecto un 14 de junio de 2010.

Echó la vista atrás y veo que, joder, era una cría. 
No me malinterpretéis, sigo siéndolo, en gran parte, pero ya no tengo tanta ilusión ni tanta inocencia, aunque me siga riendo como antes y enamorándome de las pequeñas cosas que me rodean.

Supongo que merecéis una explicación, quienquiera que seas, porque si has seguido aquí a pesar de todo, te lo mereces. Y si eres nuevo:
bienvenido a un blog convencional, donde una chica cuenta su vida y acompaña sus historias con fotos y fantasías.


Voy a cumplir 23 años, y la vida, una vez cumples los 18, te da hostias de dos en dos
 No es el lenguaje que normalmente utilizaría, y no me siento orgullosa de usarlo pero la realidad es cruda y hay que definirla con palabras duras.



  Por circunstancias que no vienen a cuento he dejado la carrera de lado. No porque no me guste, adoro la biología, adoro la naturaleza y los animales, pero estaba siendo asfixiada por un modelo educativo que no iba conmigo y estaba empezando a odiar todo lo que amaba, y no soy una de esas personas que dejan que eso ocurra. 
  Mis padres lo odiaron, no lo entendieron, pero lo respetaron. Les dije que, el día en que yo sea quien me pueda costear mis estudios, terminaré lo que empecé. 


  Ahora estudio un ciclo superior en anatomía patológica, que suena muy raro y es muy raro pero me gusta. Es mucho más difícil de lo que la gente se cree, y eso se demuestra en el nivel que te exigen y en que no paren de quejarse los profesores de que, en el resto de Europa, este curso es una carrera. 



  Respecto al terreno social, bueno, la vida ha dado muchas vueltas. Si agradezco algo de haber dejado la carrera y haber empezado este curso es la gente que he encontrado allí. 

  He conocido a gente increíble por internet, como hacía años ocurría con los foros. Y tengo muchísimas ganas de poder movilizarnos y vernos en persona para salir de fiesta y formalizar la amistad.


  En cuanto al amor, decir que es una montaña rusa es quedarse corto. Estos cuatro años con eMe han sido como la evolución de una civilización, con sus guerras y exterminios por en medio, y la reconstrucción de sus cimientos casi desde cero. Pero nos ha servido de mucho. De repente somos uno, nuestros sueños casi son los mismo, nuestras metas e ilusiones. Me ha animado en malos momentos y yo a él, y el futuro sin el otro parece una nebulosa sin sentido.





Estas líneas han sido un breve resumen de estos últimos tres años abandonados. Los siguientes post, espero, serán de pequeñas historias concretas, dignas de compartir o que, al menos yo, quiero que queden grabadas en un lugar más allá de mi memoria.





Besos de menta

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