Pasear por playas
Notar la brisa en la cara
Sentir el olor a sal y a algas de la costa
Que el viento juegue con mi pelo rebelde
Notar la arena jugando con mis pies desnudos
Tumbarme en la playa de noche y sentir la brisa cálida
Sentarme en las rocas de los acantilados y cerrar los ojos
Que mis poros se ericen cuando el sol se encuentre con mi piel
Que huela a calor, a verano, a tiempo perdido sin remordimientos
Caminar por la orilla y ver cómo mis huellas son borradas por las olas
Refugiarme del sofocante calor bajo la refrescante sombra de los árboles de algún parque
Tumbarme en el césped y notar la humedad en la espalda contra el sol que ataca de frente
Caminar hasta las bollas cuando la marea está baja y saltar de piedra en piedra sin caerme
Revolcarme en arena y después sacudirme mientras doy vueltas sin cesar
Que el sol me despierte por la mañana con uno de sus rayos inquisidores que atraviesan la cortina
Pasear por bosques
Sentir el olor a eucalipto y a musgo que me rodea
Oir el piar de las aves cuando atraviesan los árboles
Notar las gotas de lluvia en el suelo las tardes de otoño
Ver el vaho empañando el cristal de mi ventana, por el choque del calor del interior y el frío de la lluvia
Sentir los dedos helados, húmedos, por el frío
Sentarme en el sillón, acurrucada, cubierta con una manta, y sorviendo una taza de chocolate caliente
Que huela a humedad, a frío, a tardes de feliz melancolía, a recuerdos pasados y tiempos futuros...
Un apagón en medio de la tormenta, ver iluminarse la ciudad con cada relámpago
Descubrir las gotas de lluvia en el cristal cuando me levanto por la mañana
Ver como la gente corre bajo la lluvia para evitar mojarse, mientras yo me quedo parada, empapándome
Son las pequeñas cosas de la vida las que dan sentido a los recuerdos
Besos de menta
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