martes, 17 de agosto de 2010

Afortunada. Gotas de lluvia tras los cristales.

Hoy soy feliz. 

La verdad es que no estoy inspirada para escribir. O no lo estaba hasta hace unos minutos.

Y todo cambió por un piano y unas gotas de lluvia tras los cristales.



Sonaba una canción de piano...había lágrimas...dolor en cada nota pero, a la vez, tanta pasión que podía temblar.
Me siento afortunada por oír ESA canción, tocada por ESA persona, junto con ESOS recuerdos...

Cierro los ojos e imagino una enorme habitación...con una gran ventana. El suelo está cubierto por una moqueta. ¿El color? Verde oscuro. Las paredes son blancas, pero una de ellas no se ve, debido a las estanterías que ordenan los libros que rellenan la estancia. Frente a una pared vacía, la gran butaca, una lámpara y una pequeña mesa en la que descansa un gramófono. Suena un piano, sencillamente. Tengo la desgracia de no saber tocar...pero el sonido es tan dulce, suave y delicado, tan profundo...
Dos sillones repletos de cojines completan la estancia...además de pequeños detalles decorativos sin importancia...Y un piano, un magnífico piano que nunca nadie tocó.

Y allí estoy yo, en el banco de la ventana, de perfil...ligeramente recostada, con un jersey de lana dos tallas más grande, y un peluche en el regazo...

Tras la ventana, una ciudad, gente corriendo bajo la lluvia, niños chapoteando y, al fondo, un bosque. Por un momento me imaginé fuera, en la lluvia, en ese bosque, mirando al cielo mientras la lluvia me calaba hasta los huesos. Las gotas sobre los párpados y esa sinfonía en mis oídos. 
Realmente tenía ganas de estar allí, de perderme en esa inmensidad, entre hojas y ramas. El sonido profundo del piano retumbaba en mi pecho. Cerré los ojos, y eché la cabeza hacia atrás, ligeramente ladeada...Por un instante sentía el frío y la humedad. 

Un golpe me sobresalta, una ventana en la habitación contigua se ha abierto, puedo sentir la corriente de aire frío proviniente de la calle, puedo oír las gotas de lluvia caer sobre el suelo de madera. Me levanto y me acerco a la ventana abierta...calmadamente, y me poso frente a ella, como una mariposa en una flor en primavera

Suspiro, profundo, largo, ansioso. Ese olor, ese escalofrío, el clímax da la canción, la pasión me desborda y las lágrimas se mezclan en mi rostro con las gotas de lluvia que atraviesan el marco. Y mi cuerpo no puede hacer otra cosa sino arrodillarse y caer por su propio peso. Tiemblo...no por el frío, ni por el dolor; no es el cansancio ni la tristeza; simplemente es la pasión melancólica que envuelve mi corazón.

A mis espaldas puedo notar su presencia. Sobre mi hombro, su cálida mano. Una corriente eléctrica sacude mi cuerpo. Me levanto, cierro la ventana y retrocedo hacia mi posición inicial. No puedo evitar pararme ante el piano, acariciar con la mano derecha cada una de las teclas. Un nuevo suspiro. Vuelvo al banco de la ventana, me recuesto, presiono el peluche contra mi pecho ahogando mi llanto. 


Y en la ventana, las gotas de lluvia caen tras los cristales, mientras mi aliento los empaña.














Gracias por dejarme compartir tus recuerdos y tus emociones. Me siento Afortunada.






Besos de menta 

1 comentario:

  1. Wow, un blog genial:)
    La verdad es que con una melodía bien tocada a piano, se puede transmitir muchísimo.
    Espero que no te importe mi intromisión en tu blog.
    Besitos cristalizados,que acabes de tener un lindo día ;)

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