miércoles, 25 de agosto de 2010

Un frasco de sueños.

Hoy me he levantado extrañamente sonriente, bueno, sonriente y dolorida, aunque lo importante es lo primero. 
 
Después del día de ayer, un extraño día de excesivos pensamientos que sólo sirvieron para amargarme un poco en la quedada con amigos, sólo tenía ganas de dejarme caer sobre el colchón y dormir.
Pero claro, mi madre, siempre preocupada, hizo las clásicas preguntas de rigor a las que no me apetecía responder y que sólo me pusieron más nerviosa. Además tenía que hablar con cierta persona y explicarle ciertas cosas. 

ON. Ordenador en marcha...leeenntooo...explicaciones, preocupación...suena el teléfono. Su voz (ligera sonrisa en mi cara, pero no, no quería sonreir, no en ese momento) y palabras, muchas palabras, algunas vacías y otras cargadas de significado. Y al final, risas, simplemente eso, risas: carcajadas, sonrisas ténues, cómplices, risas susurradas...

Fin de la conversación, se va a dormir, yo termino un par de cosas y hago lo mismo. 

Me dejó caer sobre el revoltijo de sábanas, y me acurruco, igual que aquella vez que dormimos juntos. Una estampida de imágenes invaden mi mente en cuanto cierro los ojos. Recuerdo sensaciones de aquel día, y de ese otro, y de esa misma tarde. Y suspiro. Duermo.

Tengo un sueño extraño, donde hay un mar, una búsqueda de una ciudad perdida. Una mezcla del Pais de Nunca Jamás y el Pais de las Maravillas, y la ciudad de caramelo de algún cuento infantil. Era extrañamente agradable, pero raro. Lo que más recuerdo eran los olores y las texturas de las cosas que rodeaban la búsqueda: la arena, las cuevas, el césped...olores a té, a menta...

Hoy desperté y sonreía. Porque por unas horas fui una pequeña Alicia que cogió un puñado de deseos de un tarro y los hizo realidad

Y por ello ahora sigo con esa sonrisa en mi cara. 

Suenan de fondo melodías de un piano, de un violín y de un cello...y mi sonrisa permanece, quizás no físicamente, pero sí, puedo afirmar que sonrío.

Puedo notar el alborozado latir de mi corazón hoy. Mi mente está confusa, en las nubes, desconcentrada...mis sentidos no funcionan con la exactitud a la que estoy acostumbrada, sin una cabeza que les guíe



A pesar de todo, sonrío.










Cuando mi cabeza ya no responde, y mis sentidos se vuelven inútiles, 
mi única guía para seguir adelante son los látidos de un corazón.






Besos de menta 

1 comentario:

  1. En mi opinión lo mejor que podemso hacer es sonreir,sonreir ante todo:) Tener ese privilegio :)

    Un besiitto :)

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