martes, 3 de agosto de 2010

¡Anda! ¡Una YO!

¡Qué curioso! ¡Qué rápido pueden cambiar las personas! Yo soy el mejor ejemplo de ello.

Me siento renovada, como si comenzara una nueva vida. Intento ser más positiva, creo que en cierto modo me ayuda a mí misma, pero sobretodo a mi entorno.

Lentamente el hielo que cubría mi corazón se ha ido derritiendo, últimamente con una facilidad sorprendente. ¿Se deberá a mis nuevas compañías? Estoy segura de que tienen algo que ver. 

Los sentimientos cada vez fluyen más libremente, pero los que me conocían antes reaccionan con dificultad:
Aquellos que me conocían bien antes se alegran por mí.
Aquellos que creían conocerme, se sienten perdidos y confusos, no conoden mis reacciones.
Aquellos que comienzan ahora a conocerme se muestran agradados por lo que descubren nuevo cada día.

¿Y qué hay de mí? Como ya he dicho, me siento viva. Las preocupaciones existen en mi mente de manera relativa, pero el sol brilla cada día. Incluso empiezo a encontrar agradable esta asquerosa isla, con su viento salado y su arena fina.

Por desgracia hay nubes...por parte de personas que deberían engrandecer esa luz, ¿un par de semanas y ya no me reconoces?

Antes hubiese dicho que tengo miedo pero ¿para qué? Sí, temo que ciertas cosas cambien negativamente o que, incluso, terminen, pero afronto esos riesgos. Me siento mejor conmigo misma, y si alguien no puede hacer frente a esta positiva metamorfosis psíquica y alegrarse por mí, libre es de irse y no ver el espectáculo.




Por otra parte, y dejando de lado este tema, mi pasión por la sangre y lo oscuro permanece e, incluso, ha crecido. ¡Qué grande es Anne Rice! Su forma de describir al vampiro como el eterno amante, quien hace latir tu corazón y quien lo para.

"Amaba su piel fina y blanca, sus grandes ojos pardos oscuros. Lo amaba no porque se pareciera a un joven afable y pensativo, sino porque era horroroso, atroz, aborrecible, y bello al mismo tiempo. Lo amaba del mismo modo que la gente ama lo perverso, por el escalofrío que causa en la médula de sus almas.
[...]
¡ah!, el delicioso vértigo, la certeza de ser arrastrado hacia el fondo, de ser arrebatado de todo lo físico y de que las manos se cerrarían en su garganta con suavidad y los dientes perforarían su piel.
[...]
Nunca se llegaba a nada definitivo con sólo palabras. Se acababa con el abrazo, con el beso, con la sangre aguijoneándolo, con la mortaja de los sueños envolviéndolo como una gran red...con el hambre. <<¡Te quiero! ¡Dame más! Sí, más.>> Pero nunca bastaba"

ANNE RICE
de -La historia de Daniel, el favorito del diablo-
La Reina de los Condenados


¿Hermoso? A mi me lo parece, siempre me lo ha parecido. ¿Qué relación existe más profunda que la que hay entre un vampiro y su víctima? ¿Acaso habéis contemplado alguna vez una danza más bella que el abrazo inmortal? Frío y cálido a la vez, antitético...paradójico, amor y odio en un mismo gesto, pasión, ira, temor...¡placer!

Podría hablar de ello durante toda una eternidad, pero dudo ser capaz de encontrar a alguien que lo soportara durante tanto tiempo. 

Debo irme a descansar, de momento vivo a la espera de un ser inmortal que me traslade al mundo de las sombras, de las noches de luna y las pasiones secretas. 

Hasta entonces seguiré siendo el mortal diurno que siempre he sido...¿o no?












La mejor forma de conocer a alguien es no decir nada y, a la vez, decirlo todo




Besos de menta 

No hay comentarios:

Publicar un comentario