viernes, 10 de septiembre de 2010

Una vida en rosa pastel

Hoy empiezo a escribir un nuevo capítulo en mi vida.

Me he trasladado de ciudad a una completamente opuesta. Para empezar, es una ciudad, porque yo antes vivía en un lugar turístico que suponía un amago de intento de civilización (sé que suena cruel). Esto esta lleno de edificios altos, pequeñas tiendas, docenas y docenas de cafeterías, gente paseando por la calle...Estoy deseando salir al arbolado parque a pasear, tumbarme en el césped que hay en frente de mi facultad en alguna hora muerta o pasear por el largo paseo marítimo. Por desgracia, de momento ando ajetreada con eso de instalarme. 

Por otro lado, he dejado tras de mi los cuerpos de esas personas que me acompañan ahora mismo, tanto en mi mente, como en mi corazón. Aunque suene a cursilada repentina muy acorde con el título, siento deciros que es la verdad. Mis padres se han enfrentado a la marcha de la más pequeña de sus hijos, y echan de menos llegar a casa del trabajo, saludar con un "Hola, ya estamos en casa" y oír una respuesta algo pasiva de una chica con la cabeza en el ordenador. Poco antes de irme conocí a personas maravillosas y estreché lazos que espero duren mucho tiempo. En ese último mes conseguí ganarme la protección de un electrizante lobo, y el calor de una potente llama; gané en risas gracias al chico-sin-ego y mucho cariño por parte las niñas (nee-chans xP). Además de ellos, tenía muchos amigos más, a los que me costará "dejar" en cierto modo (a algunos más que a otros, para que negarlo). No podría perdonarme olvidar a una batería humana, a un loquísimo cocker, o a mi cachorrillo personal, mi pequeño werewolf
Y hay taaaantos nombres en mi cabeza...



POR LUIS BELTRAN

Todos me han preguntado sobre si estoy nerviosa, si tengo miedo, si estoy contenta o triste. Creo que voy a terminar con complejo de tanto inquirirme. Pero lo cierto es que no, no estoy nerviosa, ¡para nada! Estoy bastante mentalizada, este verano he cambiado aun más mi mentalidad de chica arriesgada. Si hago "tal" cosa me puedo caer, o si "dejo" que me traten de aquella forma puedo acabar malherida. ¡Ah! Pero qué más da. Sí, me puedo hacer daño, me puedo equivocar, y cometer el mismo error cien veces, pero quiero vivir, realmente me da igual equivocarme porque será mi decisión hacerlo, de algún modo. 

Empiezo desde 5, porque desde cero no se puede empezar. Bueno, en realidad, empiezo desde 7, porque en esta ciudad está mi familia, y vivo con mi hermana...sí, eso, empizo de 7, así que solo me queda un poco más de camino. 



No os preocupéis por mi, he nacido para la aventura.






Besos de menta 

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