¿Recordáis aquella entrada que hice, confesando un poquito de mi?
Ahora toca una especie de segunda parte, breve, pero nueva, espero.
Cuando estoy mal me gusta ponerme un jersey ancho rojo, unos calcetines de colores y comer chocolate (o cualquier otra cosa dulce en su defecto).
Me encanta la música clásica, me hace sentir viva. Los sonidos que más me gustan son los de violines, cellos, y el piano (pero esto no es nuevo).
Me gusta tumbarme en la cama, poner música de Chopin, Mozart...y ver como cada nota hace que sienta mi corazón batir y confirmarme que no estoy muerta.
Tengo HIPOVITAMINOSIS, lo cual hace que haya algunas vitaminas que no asimilo tan fácilmente, pero no es grave, pasa bastante desapercibido.
Soy muy sentimental, pero no hablo de mis sentimientos.
Si algo me enfada, me preocupa o me pone triste, no suelo hablarlo abiertamente. Como todos últimamente, soy más de cerrarme, y comermelo yo solita.
Por suerte, gracias a gente que conocí años pasados, poco a poco he aprendido a no tener miedo a llorar, a no tener que ocultarme tras una máscara alegre...
Antes no sabía abrazar, quiero decir, sí, sabía. No me gustaba. No me gustaba pedir un abrazo, ni que me los pidieran. Solo con ciertas personas me permitía ese lujo (creo que ni siquiera a mi madre le daba abrazos).
Ahora es distinto...siguen sin gustarme especialmente las grandes muestras de cariño en "público", pero si veo a alguien mal, no me corto a la hora de pasarle un brazo por los hombros. Si soy yo quien está mal...bueno, es un poco distinto, pero al menos lo intento más que antes.
Bueno...podría escribir más cosas...pero se perdería la magia...¿no?
Hoy, por y para vosotros:
Áurea
Besos de menta
No hay comentarios:
Publicar un comentario